sábado, 2 de junio de 2018

Un camino de obediencia.

Buen día mi amado amigo, mi amada amiga, que la gracia del Padre, el amor del Hijo y la comunión del Santo Espíritu este sobre tu vida, que el Espíritu Santo nos de revelación de la Santa Palabra.

Qué difícil es ser obediente en la vida, todos deseamos hacer nuestra propia voluntad y dar rienda suelta a nuestros propios deseos; somos seres egocéntricos que solo buscan el propio placer y por eso cuesta tanto, la porción del Pan diario de hoy nos relata de un importante camino que debemos transitar en cuanto a la formación en cuento a nuestra vida para la eternidad; debemos ver la recompensa de ser obedientes a través de lo que nos dice la Palabra, te invito a leer conmigo:

Filipenses 2:6-10 (RVR1960)

6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;

Mirando el ejemplo de nuestro Maestro quien siendo Dios se hizo en forma de hombre y vino a servir, se despojo de toda su majestad y se humillo siendo obediente al Padre; podemos ver porque es merecedor de recibir el Señorío, la Majestad y ser exaltado a lo sumo; si somos obedientes al Señor en todo lo que se nos manda entonces seremos recompensados por todo lo que hacemos; debemos saber que es necesario ser formados en obediencia si deseamos recibir recompensa; es parte del camino del cristiano.

Analicemos cada día si somos obedientes y damos amor, comprensión, misericordia y somos justos tal como demanda nuestro Padre en su Palabra; analicemos si somos como nuestro Maestro quien era humilde y sencillo a tal punto que vino a servir y no para ser servido. Oremos: amado Padre, gracias por el ejemplo que nos das a través de tu Hijo para poder crecer cada día y ser más agradables a ti; gracias amado Padre porque nos amas tan grandemente que diste a tu Hijo en pago por nosotros y así tenemos la oportunidad de estar en la eternidad contigo; ayúdanos, en el nombre de tu amado Hijo te lo pedimos, para ser cada vez más obedientes y ser fieles a tus mandatos, amén.

Pido al Padre que este hermoso sábado seas guardado de todo mal, que las alas del Altísimo te cubran y que seas iluminado por el Espíritu Santo a cada paso que debas dar, bendiciones mi amad@ amig@.

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