Colosenses 3:13 (RVR1995)
13 Soportaos unos a otros y perdonaos unos a otros, si
alguno tiene queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también
hacedlo vosotros.
Muchas personas no comprenden lo autodestructivo que es el
odio para nuestras vidas, la Palabra nos dice en El perdón más que liberar a
los demás nos liberta a nosotros mismos, cuando decidimos perdonar a quienes
nos han ofendido podemos reposar porque nuestro corazón no tendrá ese peso que
muchas veces se arrastra de manera innecesaria; el odio muchas veces nos impide
estar delante de la presencia de Dios.
La Palabra nos habla muchas veces y de diversas maneras
sobre el perdón, las consecuencias del odio y la barrera que el odio crea para
presentarnos delante de Dios, por eso es importante que comencemos a escudriñar
en las Escrituras y entendamos que, si odiamos a alguien, debemos tomar
decisiones importantes para nuestra vida; somos nosotros quienes tenemos la potestad
de obedecer o desobedecer lo que se nos manda, somos nosotros quienes debemos
humillarnos muchas veces para buscar estar en paz con los demás; sé que no es
fácil y que muchas veces vamos a tender a justificar nuestra desobediencia, sin
embargo, a Dios no podemos engañarlo.
Te invito a orar conmigo: amado Padre, gracias por el don
maravilloso del perdón, gracias porque cada día muestras tu misericordia para
con nosotros y nos amas con ese amor eterno y paciente por el cual nos sigues
hablando y recordando sobre la importancia de estar en paz entre nosotros;
ayúdanos, en el nombre de tu amado Hijo te lo pedimos, para tener
discernimiento y saber si estamos guardando odio, resentimiento o amargura en
nuestro corazón, amén.
Hebreos 12:1 (RVR1960)
12 Por tanto,
nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos,
despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia
la carrera que tenemos por delante,
¿Has tratado de correr una carrera de resistencia cargando
un gran peso? Si lo has intentado sabrás que es imposible resistir y llegar a
la meta cuando no llevamos solo lo indispensable para el trayecto; en lo
personal considero que la mayor carga que el ser humano puede llevar en el
corazón es el odio, el odio paraliza nuestra mente y no podemos tomar
decisiones objetivas porque todo nuestro ser se entrelaza, nuestro ser integral
(espíritu, alma y cuerpo) necesita de un balance y cuando una de ellas está
dolida las demás no funcionan correctamente.
No se si has notado que el odio puede desencadenar
enfermedades físicas, que el odio lleva a pensamientos de venganza los cuales
muchas veces son llevados a la practica y terminan metiendo a la persona en
serios problema fruto de que no sanaron correctamente su corazón; imagina por
un momento: odias a alguien, te enfermas, piensas maldades e incluso tramas la
venganza, sin embargo esa persona ni se da por enterada de que le odias por lo
que no se afecta en lo más mínimo, la pregunta entonces ¿Quién se afecta con tu
odio?
Te invito a orar conmigo: amado Padre, gracias por tu
Palabra porque ella es guía a mi caminar, en el nombre de Jesucristo te pido
que me ayudes a despojarme de todo peso que carga mi ser y trata de impedir que
corra con paciencia la buena carrera, sé que si cargo odio en mi corazón
entonces no seré verdaderamente libre y estoy en peligro de cansarme en el
trascurso de la carrera y quedar descalificado; quiero llegar a la meta de
estás contigo por la eternidad y recibir ese galardón que has preparado para
mí, por eso quiero ser libre de todo peso innecesario, amén.
Deuteronomio 11:26-28 (DHH)
26 »En este día les doy a elegir entre bendición y
maldición. 27 Bendición, si obedecen los mandamientos del Señor su Dios, que
hoy les he ordenado. 28 Maldición, si por seguir a dioses desconocidos,
desobedecen los mandamientos del Señor su Dios y se apartan del camino que hoy
les he ordenado.
A diario tomamos decisiones y muchas veces no sabemos las
repercusiones de cada una de ellas en nuestro futuro, sin embargo si tenemos
claridad de que tenemos libre albedrio y Dios respeta cada una de nuestras
decisiones, recordemos que Él desea orientarnos y por ello nos muestra el mejor
camino.
Dios es caballero, Él nos da la opción de hacer lo correcto
y recibir las bendiciones que tiene para nosotros, solo el enemigo desea
quitarnos esa libertad de decisión y por ello trata de cegar nuestra mente para
evitar que pensemos con claridad; como te dije el día de ayer un odio arraigado
en el corazón nos podría llevar a un estilo de vida encadenado al dolor, la
miseria y lleno de sed de venganza; por eso es nuestra decisión perdonar, aun
cuando ello vaya muchas veces contra lo que nuestra mente racional puede
pensar; sé que es difícil humillarse y reconocer errores, pero es mucho más
difícil asumir errores ajenos con la intención de encontrar soluciones a los
problemas, sin embargo la Palabra nos dice que son benditos los pacificadores
porque ellos serán llamados hijos de Dios (Mateo 5:9), queda en ti y en mi
asumir este reto.
Oremos al Padre: amado Padre, sabemos que día a día debemos
enfrentar retos los cuales nos llevan a tomar decisiones difíciles, muchas
veces en ellas debemos decidir entre lo que nos conviene y lo que deseamos, por
eso te pedimos, en el nombre de tu amado Hijo, que nos des la sabiduría para
poder ser obedientes a tu Palabra y ser pacificadores, sabemos que si así lo
hacemos entonces seremos llamados hijos tuyos y esa es la mayor bendición que
podemos recibir, amén.
Mateo 6:14-15 (DHH)
14 »Porque si ustedes perdonan a otros el mal que les han
hecho, su Padre que está en el cielo los perdonará también a ustedes; 15 pero
si no perdonan a otros, tampoco su Padre les perdonará a ustedes sus pecados.
Conozco a muchas personas que se creen superiores a Dios,
personas que, aun diciéndose cristianas, siguen sus propias leyes de vida y
arraigan elementos perjudiciales; la ley de la siembra y la cosecha también
aplica en este caso, no porque Dios no quiera perdonarnos, al contrario, Él nos
ama tanto que dio a su Hijo para morir en una cruz de la peor forma posible:
lacerado, golpeado, vituperado y clavado en el madero, así fue la forma en que
Dios nos demostró su amor pagando el precio del pecado por nosotros, ahora
bien, si Dios hizo todo eso ¿Por qué nos atribuimos no perdonar a las personas
por las pequeñas ofensas que nos hacen?
Jesucristo antes de morir, con sus últimas fuerzas exclamaba
“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” si el Hijo de Dios, hombre
perfecto en su actuar, a pesar de tener toda la potestad para reclamar
venganza, en lugar de ello pidió que fuésemos perdonados ¿porque nosotros no
perdonamos a quienes nos ofenden? Muchas veces nos creemos superiores a Dios,
muchas veces nos creemos mejores que el mismo Jesucristo y arraigamos el odio y
no queremos perdonar a los demás, entonces ¿Cómo podríamos pedirle a Dios que
nos perdone? Este tema debemos reflexionarlo porque si tenemos esa actitud no
vale ningún sacrificio, ofrenda o acción que tratemos de darle a Dios porque Él
no lo recibirá.
Oremos: amado Padre, gracias por esa muestra tan grande en
la Cruz, sabemos que nos amas tanto que diste a tu Hijo para que tomara nuestro
lugar, perdónanos, en el nombre de tu amado Hijo te lo pedimos, si hemos sido
arrogantes y esa arrogancia nos ha llevado a creernos superiores a Jesús,
ayúdanos a perdonar de corazón a quienes nos han ofendido así como tu Hijo nos
mostró que debemos hacerlo, amén.
Mateo 5:25-27 (RVR1960)
25 Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre
tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al
juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel. 26 De cierto te
digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.
¿Te has puesto a pensar que sucedería si este es tu último día
de vida? Sé que es una pregunta muy dura y nos llama a la reflexión, nos
confronta con el hecho de que somos seres cuya existencia es frágil y en
cualquier momento se puede acabar; El camino de la vida puede culminar en cualquier
momento y, querámoslo o no, deberemos dar cuentas a nuestro Creador por cada
decisión que tomamos, ya sea buena o mala.
Reflexiona: si este fuese tu ultimo día de vida ¿con quien
necesitas ponerte a cuentas? ¿Cuál persona te ha lastimado y llevas
resentimiento en ti? Que ese pensamiento te lleve a una acción, busca ponerte a
cuentas con esa persona porque puedes ser llamado a cuentas y si no
aprovechaste la oportunidad el juez te puede entregar para ser llevado al lago
de fuego y azufre, allí será el lloro y crujir de dientes para aquellos que nos
aceptan a Jesucristo como Señor y obedecen sus mandatos, recuerda lo que nos
dice Jesucristo ¿Por qué ustedes Me llaman: 'Señor, Señor,' y no hacen lo que
Yo digo? (Lucas 6:46) Obedece la voz de Dios y ponte a cuentas con tu
adversario.
Oremos: amado Padre, gracias porque nos das una nueva
oportunidad de estar contigo por la eternidad, sabemos que debemos ser
obedientes a tus mandatos y por eso te pedimos, en el nombre de Jesucristo, que
nos ayudes a perdonar a quienes nos han ofendido, queremos estar contigo en la
eternidad y por eso decidimos perdonar a quienes nos han ofendido, no deseamos
llevar más esa carga de odio, rencor o resentimiento que nos intenta arrastrar
a un mundo de dolor y miseria, sabemos que tienes lo mejor para nosotros y que
depende de nosotros mismos aceptar esas ricas bendiciones, gracias Padre por tu
paciencia y amor, amén.