domingo, 1 de abril de 2018

Vida.

Vida.

Buen día mi amado amigo, mi amada amiga, que la gracia del Padre, el amor del Hijo y la comunión del Santo Espíritu este sobre tu vida, que el Espíritu Santo nos de revelación de la Santa Palabra.

Una vez que Cristo murió fue resucitado de entre los muertos para darnos vida juntamente con Él; la porción del Pan Diario del día de hoy nos habla de la profecía más importante para la humanidad, te invito a leer conmigo:

Isaías 25:8 (RVR1960)

8 Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho.

Una cosa es tener vida y otra es vivirla; muchos seres están vivos en el cuerpo pero muertos en el espíritu porque viven atados al dolor, la angustia y el sufrimiento que produce el pecado en el ser humano; nosotros tenemos vida solamente cuando entendemos que Cristo nos da la vida eterna por medio de su muerte y resurrección.

Mi amado amigo; cuando Cristo mora en nuestros corazones las lagrimas de dolor, angustia y desesperación son enjugadas por su amor y misericordia; toda situación es más fácil de sobrellevar porque tenemos esperanza en un mundo de paz eterna, gozo sin comparación y amor eterno; ese Reino que vendrá más adelante cuando Cristo regrese por su pueblo redimido; esa es la vida eterna, la vida real y no lo que este mundo ofrece porque todo lo que aquí hay es pasajero.

Mi consejo para ti: siempre recuerda que fuiste creado para la eternidad; el enemigo vino a robar, matar y destruir ese propósito divino para tu vida; medita si eres realmente feliz y si no lo eres entrega tu vida a Cristo, verás un cambio enorme en tu vida en el momento en que lo hagas.

Te invito a que nos presentemos en oración delante del Trono de nuestro amado Padre: amado Rey de Gloria, gracias porque nos das la oportunidad de tener vida eterna por medio de tu amado Hijo; gracias porque por medio de su resurrección tenemos esperanza en un futuro maravilloso a tu lado; te pedimos que nos ayudes a no poner nuestra mirada en las cosas de este mundo porque sabemos que ellas son pasajeras y que solo Tu permaneces para siempre; ilumínanos cada día a través de tu Palabra para ser agradables a ti, en el nombre de Jesús, amén.

Que este hermoso domingo seas colmado de abundante paz y que seas bendecido en todo lo que hagas, ese es mi deseo para ti.

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