jueves, 26 de julio de 2018

Temperamento.

Buen día mi amado amigo, mi amada amiga, que la gracia del Padre, el amor del Hijo y la comunión del Santo Espíritu este sobre tu vida, que el Espíritu Santo nos de revelación de la Santa Palabra.

Muchos de nosotros, me incluyo dentro de ellos; somos personas muy temperamentales y muchas veces explotamos por pequeñas cosas; ello es contraproducente porque muchas veces terminamos enfermos de ello, sin embargo, la porción del Pan diario del día de hoy nos habla de una realidad la cual debemos pedirle al Señor que nos ayude cada día, te invito a leer conmigo:

Eclesiastés 7:9 (DHH)

9 No te dejes llevar por el enojo, porque el enojo es propio de gente necia.

Se que es una Palabra dura, el hecho que el Señor nos llame necios por dejarnos llevar por nuestro enojo es duro de digerir, sin embargo, debemos entender que esa es la realidad. Nuestro temperamento muchas veces es explosivo pero con la ayuda del Señor ese temperamento se puede ir cambiando para tener un carácter diferente; nuestro temperamento es fruto, según los estudiosos, de la herencia genética y del ambiente, sin embargo debemos entender que Jesucristo trae un nuevo ADN a nuestra vida; trae al Espíritu Santo y en ese momento debemos comenzar a cambiar porque nuestra esencia misma cambia.

La Palabra nos dice que somos hechos nuevas criaturas; que nacemos de nuevo y que la esencia misma de Dios es la que opera ahora en nosotros; nos dice también que somos parte del Reino Eterno y que somos extranjeros en esta tierra; nuestro entorno no es lo que miramos con los ojos, es lo que el Espíritu nos revela a través de la Palabra.

Se que suena algo complicado, sin embargo, debemos tratar cada día de entender este hecho tan maravilloso y ello va a dar un cambio en nuestro temperamento, debemos llegar a tener el carácter de Cristo en nuestras vidas, no mirando lo que pasa sino mirando lo eterno, creyendo en cada promesa del Señor y luchando cada día por agradarle, todo ello conlleva a que la ira y el enojo debe ser quitado de nuestra vida para dar paso al amor, la paz y el perdón.

Oremos: amado Padre, gracias porque nos has hecho nuevas criaturas, gracias porque has inyectado tu ADN en nuestras vidas y ello nos lleva a un cambio radical en nuestra manera de ser y actuar; perdónanos si nos hemos aferrado el viejo hombre y ayúdanos, en el nombre de tu amado Hijo te lo pedimos, para ser mansos y humildes de corazón conforme a tu voluntad, has nuestro carácter más como el tuyo cada día, amén.

Pido al Padre que este nuevo jueves que nos otorga traiga consigo para tu vida abundancia de paz y gozo; que seas guardado de todo mal y grandemente bendecido en cada área de tu vida.

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