sábado, 21 de julio de 2018

Siempre con verdad.

Buen día mi amado amigo, mi amada amiga, que la gracia del Padre, el amor del Hijo y la comunión del Santo Espíritu este sobre tu vida, que el Espíritu Santo nos de revelación de la Santa Palabra.

Parte del inicio de la sabiduría en nuestra vida es hablar con verdad, muchas personas tienen la costumbre de mentir por mentir aun sabiendo que es pecado delante de Dios, la porción del Pan diario del día de hoy nos habla claramente de cómo debe ser nuestro hablar, te invito a leer conmigo:

Mateo 5:34-37 (DHH)

34 Pero yo les digo: simplemente, no juren. No juren por el cielo, porque es el trono de Dios; 35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. 36 Ni juren ustedes tampoco por su propia cabeza, porque no pueden hacer blanco o negro ni un solo cabello. 37 Baste con decir claramente “sí” o “no”. Pues lo que se aparta de esto, es malo.

El jurar no es sano; no es sano porque damos fe de cosas que muchas veces desconocemos en su totalidad, muchas veces incluso se jura a sabiendas de que lo que se dice es mentira y eso desagrada a nuestro Padre porque Él es verdad; nuestro Padre siempre nos habla y es firme en su palabra y promesas; él demanda de nosotros que seamos fieles y firmes en nuestras decisiones y promesas también.

La mentira y el juramento, hablar vanidad o palabras deshonestas; todo ello es desagradable a nuestro Padre y por ello debemos cuidar nuestra boca; de nosotros debe salir solo la justa palabra para la mutua edificación; si así lo hacemos seremos entonces agradables a nuestro Padre y la sabiduría será parte de nuestra vida.

Analiza en este momento si eres de las personas que mienten constantemente, piensa si eres de los que juran constantemente o si de tu boca salen palabras que sabes desagradan al Padre; si es así pide perdón al Padre y cambia tu actitud porque jugar con Dios no trae ninguna consecuencia positiva; oremos: amado Padre, gracias porque me das el don de poder hablar y comunicarme; perdón si he utilizado ese maravilloso don de manera indebida; ayúdame, te lo pido en el nombre de tu amado hijo, para poder dominar mi hablar porque se que muchas veces digo cosas que no te agradan y eso trae problemas a mi vida; gracias amado Padre, amén.

Pido al Padre que este hermoso sábado seas colmado de bendición y paz; que siempre seas guardado de todo mal y que la gracia del Señor sea sobre ti.

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