domingo, 8 de julio de 2018

Fe y camino.

Buen día mi amado amigo, mi amada amiga, que la gracia del Padre, el amor del Hijo y la comunión del Santo Espíritu este sobre tu vida, que el Espíritu Santo nos de revelación de la Santa Palabra.

Cuando estamos caminando por la vida necesitamos algo a que aferrarnos; necesitamos una esperanza de vida que nos lleve hacia adelante, algunas personas encuentran esa motivación en la familia, otras en el trabajo pero nosotros los hijos de Dios encontramos esa motivación en la promesa de la vida eterna y en que el Señor tiene cuidado de nosotros en todo tiempo; la porción del Pan diario del día de hoy nos habla de una bella promesa que el Señor nos da y nos permitirá caminar en fe; te invito a leer conmigo:

Romanos 8:28-30 (RVR1960)

28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. 29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.

Caminamos por la fe, seguimos un camino trazado para cada uno conforme a la voluntad eterna del Padre; desde antes de la fundación del mundo ya el Señor tenia los planes para cada uno de nosotros; nos justificó por medio de su Hijo para alcanzar una vida eterna de gozo y paz; somos más que vencedores por medio de su santa voluntad y amor.

Mira la promesa que nos hace el Señor de glorificarnos, para ello debemos caminar conforme a sus mandatos y ser obedientes a su voz; debemos entender que si bien es cierto el Padre tiene los mejores planes para nosotros, depende enteramente de nosotros entregar nuestra voluntad y ser obedientes; depende de nosotros caminar en justicia y rectitud; depende de nosotros acercarnos a su Trono cada día para conocer más de Él.

Te invito a recapacitar si has entregado tu camino al Señor, recapacita si estás confiando en el Señor y le has dado tu fe; oremos: amado y poderoso Señor; te alabamos porque siempre deseas lo mejor para nosotros y deseas que seamos libres del pecado y de la muerte; gracias por justificarnos por medio de tu Hijo y porque nos das tu Palabra para poder conocer de ti; en el nombre de tu amado Hijo te pedimos que seas siempre el guía de nuestro camino; que sea tu Santo Espíritu quien nos ilumine siempre, amén.

Pido al Padre que te bendiga y te guarde, que haga resplandecer su rostro sobre ti y que tengas un muy bendecido domingo junto a tus seres amados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario