viernes, 25 de mayo de 2018

Siempre propicio.

Buen día mi amado amigo, mi amada amiga, que la gracia del Padre, el amor del Hijo y la comunión del Santo Espíritu este sobre tu vida, que el Espíritu Santo nos de revelación de la Santa Palabra.

Cada día vemos la misericordia del Señor que se extiende sobre nuestras vidas; a cada instante vemos su infinito amor por nosotros librándonos muchas veces del peligro y del mal; tenemos el honor de poder entrad delante de su presencia por medio de la oración y eso es una muestra de su misericordia; es precisamente por esa misericordia y bondad que debemos ser agradecidos y también humildes al reconocer nuestra debilidad y que somos pecadores que no merecemos tanto amor y bondad, la porción del Pan diario del día de hoy nos relata de la actitud que debemos tener cada día delante de la presencia de nuestro Señor, te invito a leer conmigo:

Lucas 18:10-13 (DHH)

10 «Dos hombres fueron al templo a orar: el uno era fariseo, y el otro era uno de esos que cobran impuestos para Roma. 11 El fariseo, de pie, oraba así: “Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás, que son ladrones, malvados y adúlteros, ni como ese cobrador de impuestos. 12 Yo ayuno dos veces a la semana y te doy la décima parte de todo lo que gano.” 13 Pero el cobrador de impuestos se quedó a cierta distancia, y ni siquiera se atrevía a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: “¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!”

Al igual que el publicano (cobrador de impuestos para Roma), debemos reconocer que somos pecadores y que no merecemos tanto amor y misericordia; debemos saber que Jesucristo nos justifica por medio de su muerte en la cruz y que si no fuera por él estaríamos en la eterna condenación del pecado y de la muerte; siempre debemos recordar que por medio del acto propiciatorio llevado en la cruz somos justificados por medio de aquel que nos amó.

Esto es importante mi amad@ amig@ porque entonces estaremos cada día gozos@s de que somos hechos hij@s de Dios por medio de su amor y bondad; nos por nuestras obras sino por su infinita misericordia.

Te invito a que juntos elevemos una corta oración delante del Trono de nuestro amado Padre: glorioso Señor, Dios creador de todo; en este día queremos agradecerte por tu infinita misericordia la cual se manifiesta en nuestras vidas a cada instante y de muchas maneras; gracias porque nos has hecho libres del pecado y de la muerte eterna a través de tu Hijo, por esto nos sentimos sumamente agradecidos y sabemos que no merecemos de ti, ayúdanos a no desfallecer y continuar cada día creyendo en que nos perfeccionas a través de tu Santo Espíritu y de tu Palabra, amén.

Pido al Padre que este hermoso viernes tu vida sea colmada de las más abundantes y ricas bendiciones y que pases un maravilloso día junto a tus seres amados.

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