viernes, 18 de mayo de 2018

Bonanza.

Buen día mi amado amigo, mi amada amiga, que la gracia del Padre, el amor del Hijo y la comunión del Santo Espíritu este sobre tu vida, que el Espíritu Santo nos de revelación de la Santa Palabra.

Todos pasamos por días difíciles, eso es normal; luego de esos días vienen otros más calmos en los que podemos disfrutar de una bonanza (tiempo calmo luego de una tormenta); la porción del Pan Diario del día de hoy nos habla sobre esa hermosa promesa, te invito a leer conmigo:

Salmos 29:11 (RVR1960)

11 Jehová dará poder a su pueblo;
Jehová bendecirá a su pueblo con paz.

Ese hermoso salmo es una poderosa promesa que se cumple en nuestras vidas por medio de Jesucristo; cuando tenemos a Jesús en el corazón entonces estaremos confiados de que toda tormenta es pasajera y luego de ella seremos fortalecidos; esto es semejante a lo que le sucedió a los discípulos en la historia que se nos narra en Mateo 8:23-27 (DHH)

23 Jesús subió a la barca, y sus discípulos lo acompañaron. 24 En esto se desató sobre el lago una tormenta tan fuerte que las olas cubrían la barca. Pero Jesús se había dormido. 25 Entonces sus discípulos fueron a despertarlo, diciéndole: —¡Señor, sálvanos! ¡Nos estamos hundiendo! 26 Él les contestó: —¿Por qué tanto miedo? ¡Qué poca fe tienen ustedes!  Dicho esto, se levantó y dio una orden al viento y al mar, y todo quedó completamente tranquilo. 27 Ellos, admirados, se preguntaban: —¿Pues quién será éste, que hasta los vientos y el mar lo obedecen?

Cuando el Maestro esta en nuestra barca no importa la tempestad que venga; Su poder es sobre todo lo creado, ya sea en el cielo, tierra o el mar, todo le debe obediencia porque a Él le a sido dado todo el dominio; analicemos la importancia de ésta relación intima con nuestro Maestro en que nos podamos acercar en momentos de tribulación y pedirle que sea calmada toda tormenta en nuestra vida; eso es una poderosa y bella promesa que debemos usar.

Te invito a que juntos elevemos una corta oración delante del Trono de nuestro Padre: amado y glorioso Señor, Dios de poder, dominio y majestad; queremos darte gracias porque nos ofreces, por medio de tu amado Hijo, la oportunidad de tener paz en medio de la tormenta; gracias porque siempre nos sostienes con la diestra de tu mano y nos has prometido bendecirnos con paz; gracias amado Padre, amén.

Que en medio de toda tormenta seas guardado y guiado es mi deseo para ti, te bendigo en este hermoso viernes y pido al Padre que te guarde y guie siempre; bendecido día mi amad@ amig@.

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