martes, 8 de mayo de 2018

Confía.



Buen día mi amado amigo, mi amada amiga, que la gracia del Padre, el amor del Hijo y la comunión del Santo Espíritu este sobre tu vida, que el Espíritu Santo nos de revelación de la Santa Palabra.

El día de ayer te mencionaba que las promesas de Dios se cumplen y que la mayor de ellas, su venida, no debemos creer que tarda porque llegará en el momento oportuno; la porción del Pan Diario del día de hoy nos habla de la confianza que debemos tener cada día para poder salir abantes en el diario vivir, te invito a leer conmigo:

Proverbios 3:5-8 (NVI)

5 Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia.
6 Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas.
7 No seas sabio en tu propia opinión; más bien, teme al Señor y huye del mal.
8 Esto infundirá salud a tu cuerpo y fortalecerá tu ser.

Sé que en el diario vivir muchas veces es difícil confiar en el Señor porque muchas veces no vemos que suceda nada con nuestro ojos carnales, sin embargo cuando podemos sentir su maravillosa presencia operando en nuestro ser la fe es aumentada por medio de ese gran consuelo que recibimos por medio de las Sagradas Escrituras; cuando sentimos la presencia de Dios en nuestras vidas no debemos temer y de hecho, su presencia hecha fuera todo temor de nuestro corazón y de nuestra mente.

No sé cuál sea tu situación, no sé cual sea tu problema; solo sé que el Señor te dice en este momento: no temas, yo estoy contigo en todo tiempo, nunca te dejaré ni te abandonaré, entrégame tu corazón y tus planes, comienza a caminar confiando en Mí y verás mi poder operando en tu vida.

Te invito a que juntos elevemos una corta oración delante del Trono de nuestro Padre: glorioso Señor, Dios merecedor de toda alabanza; en este día queremos agradecerte porque nos haces sentir confiados y cada día nos sustentas con tu Palabra; porque por medio de tu presencia en nuestras vidas nos sentimos cada vez más confiados porque sabemos que nunca nos abandonas; gracias amado Padre en el nombre de tu amado Hijo Jesucristo, Señor y Salvador de nuestra vida, amén.

Pido al Padre que siempre puedas sentir ese gozo y seguridad de estar acompañado por el Señor a cada paso que des; que este hermoso martes seas colmado de bendición.

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