sábado, 19 de mayo de 2018

Debilidad y gracia.

Buen día mi amado amigo, mi amada amiga, que la gracia del Padre, el amor del Hijo y la comunión del Santo Espíritu este sobre tu vida, que el Espíritu Santo nos de revelación de la Santa Palabra.

Todos tenemos debilidades; cada uno de nosotros posee fortalezas, pero también debilidades que intentan alejarnos del lado de nuestro amado Padre; la porción del Pan Diario del día de hoy nos recuerda del gran amor y misericordia de nuestro Padre, te invito a leer conmigo:

2 Corintios 12:9 (RVR1960)

9 Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.

El poder y amor de nuestro Padre se perfecciona en nuestras debilidades; es en ellas donde vemos el don de misericordia de nuestro Padre porque nos recuerda que somos hechos hijos e hijas por medio del amor y no porque lo merezcamos; somos salvos por el infinito don de gracia de nuestro Padre y nada nos puede apartar de su amor; bien lo dice la Palabra en Romanos 8:35-39 (DHH)

35 ¿Quién nos podrá separar del amor de Cristo? ¿El sufrimiento, o las dificultades, o la persecución, o el hambre, o la falta de ropa, o el peligro, o la muerte violenta? 36 Como dice la Escritura: «Por causa tuya estamos siempre expuestos a la muerte; nos tratan como a ovejas llevadas al matadero.»

37 Pero en todo esto salimos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Estoy convencido de que nada podrá separarnos del amor de Dios: ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los poderes y fuerzas espirituales, ni lo presente, ni lo futuro, 39 ni lo más alto, ni lo más profundo, ni ninguna otra de las cosas creadas por Dios. ¡Nada podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor!

Amad@ amig@; es por la gracia de nuestro Padre que podemos estar seguros que nada ni nadie nos podrá separar del gran amor de Él, nada ni nadie nos podrá arrebatar de su mano y por eso debemos agradecerle: amado Padre, te alabamos porque nos amas tanto que enviaste a tu Hijo para pagar el precio por nosotros, gracias porque nos demuestras tu gracia y favor cada día y solo nos pides ser obedientes a tu Palabra; gracias porque nos vas perfeccionando cada día por medio del poder transformador de tu Santo Espíritu; te adoramos por lo maravilloso que eres y la gran paciencia para con nosotros, amén.

Que este nuevo día sea una oportunidad para servirle al Señor, que nos amemos los unos a los otros en obediencia al mandato divino; ese es mi deseo para ti; también pido al Padre una lluvia de bendiciones para ti y tus seres amados en este hermoso sábado. Bendiciones mi amad@ amig@.

No hay comentarios:

Publicar un comentario