jueves, 2 de agosto de 2018

La más grande recompensa.

A lo largo de estos días que hemos estado viendo lo del tesoro que nuestro Padre tiene para nosotros debemos tratar de no perder el norte en cuanto a que compone el mismo; la porción del Pan diario del día de hoy nos habla de ese gran tesoro que llega a nuestra vida cuando estamos en obediencia, escudriñamos la Palabra y tenemos entera comunión con nuestro Creador a través de la oración, te invito a leer conmigo:

Salmos 121 (RVR1960)

1  Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro?
2 Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra.
3 No dará tu pie al resbaladero, Ni se dormirá el que te guarda.
4 He aquí, no se adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel.
5 Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha.
6 El sol no te fatigará de día, Ni la luna de noche.
7 Jehová te guardará de todo mal; El guardará tu alma.
8 Jehová guardará tu salida y tu entrada Desde ahora y para siempre.

La más grande recompensa que podemos tener es que el Señor en cada momento se revele a nuestra vida trayendo ese socorro que necesitamos a cada instante, en los momentos más difíciles que sea Él quien se  manifieste y opere en nosotros de la mejor manera; esa es la más grande recompensa que recibimos a diario en nuestras vidas; en la eternidad recibiremos la dicha de morar con nuestro Padre y adorarle cada día.

Te invito a reflexionar y agradecer la presencia de Dios en tu vida, oremos: amado Padre, nos presentamos delante de tu presencia en el nombre de tu Hijo para darte gracias porque nos bendices en sobremanera y cada día demuestras tus misericordias, amor y bondad en nosotros; a ti alzamos nuestra mirada porque sabemos que el socorro y pronto auxilio provienen de ti, gracias amado Padre, amén.

Pido al Padre que este hermoso jueves seas colmado de bendición y paz y que en todo momento seas guardado de todo mal.

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