jueves, 29 de marzo de 2018

Paga.

Paga.

Buen día mi amado amigo, mi amada amiga, que la gracia del Padre, el amor del Hijo y la comunión del Santo Espíritu este sobre tu vida, que el Espíritu Santo nos de revelación de la Santa Palabra.

Es hermoso saber que tenemos la vida eterna, es tranquilizante saber que fuimos comprados y que pertenecemos a Cristo y por eso debemos siempre recordar el proceso que se llevó a cabo para que esto sucediera; la porción del Pan Diario del día de hoy habla sobre el pináculo del proceso en que fuimos comprados, te invito a leer conmigo:

Juan 19:28-30 (RVR1960)

28 Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed.
29 Y estaba allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en vinagre una esponja, y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca.
30 Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.

En ese hermoso momento en que Jesús entregó el espíritu fue el preciso momento en que fuimos redimidos y pasamos a ser propiedad de nuestro Padre; es hermoso saber que cada golpe que deformó el rostro de Jesús, cada latigazo que rasgó su piel, cada ofensa que soportó sin abrir la boca fue por ti; si, por ti es que él se entregó y murió de la peor forma imaginable: destrozado, molido, tal como dijo el profeta Isaías “5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. 6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. 7 Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.” (Isaías 53:5-7)

Mi consejo para ti: imagina todo el doloroso proceso que Jesús soportó, imagina ese momento de angustia y soledad, desesperación y sufrimiento que soportó en la Cruz del Calvario; medita en su gran amor y en que solo debemos aceptarlo para obtener la salvación, aprovecha cada día la oportunidad para honrarle y glorificarle porque solo Él es digno de alabanza.

Te invito a que juntos nos presentemos delante del Trono de nuestro Señor en oración: amado Señor, no tenemos como agradecerte por ese sacrificio que hiciste por nosotros en la cruz; no tenemos como pagarte por cada golpe que soportaste, cada ofensa que sobrellevaste; solo podemos rendirnos a ti y reconocerte como nuestro Señor y Salvador. Ayúdanos a ser obedientes y seguir tus pasos porque sabemos que ellos nos conducen al Padre; gracias Señor, amén.

Pido al Padre que este hermoso viernes seas colmado de las más abundantes bendiciones del Todopoderoso en tu vida y que seas guardado de todo mal.

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